Características principales
La
salamandra común, Salamandra salamandra, fue descrita por
primera vez en 1758 por Carl Von Linneo, padre de la nomenclatura
binomial. Se trata de un anfibio urodelo, es decir, que en estado adulto
mantiene la cola. Su aspecto suele ser grande y robusto llegando a medir entre
12 y 23 cm., con cola incluida. La cabeza es casi tan ancha como larga,
algo aplanada y normalmente con el morro redondeado; además, presenta unas grandes
glándulas parótidas, en las que son visibles una serie de poros
glandulares, situadas detrás de unos ojos prominentes con pupilas marrones y
redondas. La patas son cortas con cuatro dedos en las manos anteriores y cinco
en las traseras.
La piel de la espalda y los costados es lisa y brillante, de color negro con manchas irregulares amarillas, coloración que puede variar dependiendo de la zona geográfica, ya que pueden darse casos en que prácticamente no se observe el amarillo, y otros en que predomine o se distribuya en franjas. En la garganta y el vientre, las manchas amarillas no son tan numerosas y junto con el negro de fondo, son poco intensos.
Este diseño característico de manchas o
líneas amarillas sobre fondo negro; se trata de una coloración utilizada como
señal de advertencia para evitar ser atacadas por posibles
predadores. Al ser capturada y manipulada, segrega un líquido blanco y
espeso que en contacto con la boca, ojos o nariz, produce irritación.
Pero eso, no impide que la salamandra forme parte importante del menú
de algunos depredadores como la culebra de collar, la culebra
viperina, las víboras en general y la nutria. También incorporan la salamandra
como plato culinario favorito, animales como los erizos, las rapaces, las
urracas y algunas especies de peces.
Hábitat y Costumbres
Su
hábitat es el ambiente nocturno, principalmente forestal, en las
riberas o en las laderas poco luminosas pero cercanas al agua o a lugares
húmedos como huertas, pinares, con abundancia de líquenes con los que
cubrir su suelo, etc. Es decir, siempre huyen de los lugares secos, prados y de
zonas con sequía. Por el día, las salamandras permanecen ocultas entre las
rocas o pequeñas cuevas naturales, resguardándose del Sol abrasador.
Se desplaza
con lentitud, y durante el día, permanece oculto bajo piedras,
agujeros de topillos, líquenes, troncos, etc. Normalmente se mueve en un radio
de entre 10 y 20 metros, por lo que es muy fácil volver a observar el mismo
ejemplar durante varias noches.
Reproducción
La estación adecuada para su reproducción
de la salamandra es el otoño, puesto que es el periodo en el que estos
animales se ponen en celo. El apareamiento tiene lugar en la tierra y principalmente
de noche. El macho comienza la cópula situándose encima de la hembra y va
deslizándose hacia abajo rítmicamente.
Al principio es la hembra la que, en su propio cuerpo, desarrolla los huevos, pero el parto tiene lugar en pequeños charcos o concentraciones de agua. Generalmente, las larvas suelen nacer entre los meses de diciembre y febrero. El número de larvas que puede llegar a alumbrar una salamandra hembra es de hasta 85-90 pero, por regla general, no se supera en 30-40 en cada parto. La capacidad de nadar es innata en las larvas que, al principio, son grisáceas con reflejos metálicos para, poco a poco, ir adquiriendo las típicas manchas amarillas en un tiempo aproximado de 3 ó 4 meses, al igual que la desaparición de las branquias. La cabeza de los recién nacidos es ancha y sus patas están perfectamente constituidas. Las larvas abandonan el hábitat acuático cuando su longitud sobrepasa los 6 centímetros.
Al principio es la hembra la que, en su propio cuerpo, desarrolla los huevos, pero el parto tiene lugar en pequeños charcos o concentraciones de agua. Generalmente, las larvas suelen nacer entre los meses de diciembre y febrero. El número de larvas que puede llegar a alumbrar una salamandra hembra es de hasta 85-90 pero, por regla general, no se supera en 30-40 en cada parto. La capacidad de nadar es innata en las larvas que, al principio, son grisáceas con reflejos metálicos para, poco a poco, ir adquiriendo las típicas manchas amarillas en un tiempo aproximado de 3 ó 4 meses, al igual que la desaparición de las branquias. La cabeza de los recién nacidos es ancha y sus patas están perfectamente constituidas. Las larvas abandonan el hábitat acuático cuando su longitud sobrepasa los 6 centímetros.
Al llegar a la juventud con la
metamorfosis, son muy similares a los adultos, pero no alcanzar la madurez
sexual hasta pasados 3 ó 4 años, momento en el que ya son capaces de
reproducirse y de perpetuar la especie.
Alimentación
Hay
que diferenciar la alimentación de las salamandras en sus primeros meses de
vida de lo que luego será su dieta cuando éstas sean adultas. Las salamandras
neonatas comen principalmente pequeños crustáceos y las larvas
de insectos y gusanos. Cuando alcanzan la edad madura, la
ingestión de sustento es mayor y se compone fundamentalmente de
invertebrados de cuerpo blando. Entre sus manjares favoritos debemos
distinguir presas comprendidas entre 4 y 20 mm como por
ejemplo: ciempiés, escolopendras, cochinillas de la humedad, babosas,
caracoles, termitas y hormigas, dípteros (moscas, mosquitos...), pequeñas
arañas, pequeños coleópteros y sus larvas, y otros invertebrados.
A continuación, podemos ver un pequeño vídeo que trata sobre las principales características de las salamandras.